La terapia con rayos infrarrojos se emplea para aprovechar los efectos fisiológicos del calor superficial sobre los tejidos humanos para el tratamiento de diversas patologías y afecciones de la salud. Los rayos infrarrojos favorecen un flujo más amplio de nutrientes y oxígeno al tejido, lo que permite una rápida recuperación.
La terapia suele durar aproximadamente 15 minutos a una distancia de 60cm de la zona de tratar. Es muy importante vigilar la piel cada pocos minutos para evitar quemaduras, lesiones o agotamientos por calor.
La terapia con rayos infrarrojos está especialmente indicado para el tratamiento de artrosis, artritis reumatoide, capsulitis, contracturas, dolor cervical, espasmo muscular, lesiones, lumbalgia, traumatismos.
Existen contraindicaciones en pacientes con enfermedades cardiovasculares graves, fiebre, hemorragias recientes, trombofeblitis, varices, casos de inflamación aguda debido al aumento del edema y el dolor.
En el ámbito de la Fisioterapia y Osteopatía, dicha terapia prepara la zona para la Terapia Manual y supone múltiples beneficios para el paciente dado que facilita el ejercicio y reduce, en gran medida, el dolor muscular, así como efecto antiinflamatorio, aumento del metabolismo, efecto anticontracturante, vasodilatación superficial, antiespasmódico, etc.